Después de andar indagando por internet, he llegado hasta un pequeño artículo que trata sobre la investigación de un gran neurólogo que quiso experimentar con diversos perros y diversos olores, para ver que le provocaban en el cerebro.
¿Sabéis qué descubrió? Los perros, distinguen perfectamente a quienes son de su misma especie, es decir otros perros, y a quienes no lo son, concretamente los humanos. Distinguen también, evidentemente, entre lo conocido y lo desconocido. Pero, ¿qué pasa cuando un perro huele a su misma especie (siendo familiar) y a un humano (siendo su dueño)?

Sabemos que los perros descienden de los lobos, y por lo tanto, muchas de las acciones que realizan siguen formando parte de esa especie, como la de rechupetearse la cara al verse (hecho que significa que quiere averiguar si ese otro canido ha traído comida a la manada). Por eso mismo todos creemos aquello ya mencionado, "nos quieren por la comida". Pero recordemos que no solo nos buscan para comer, también se tumban con nosotros a descansar, también nos traen juguetes para jugar...
Quiero destacar también una frase que me ha impactado al leerla y me ha emocionado a la vez: "Para el perro la separación con su dueño no es voluntaria. Es siempre antinatural que alguien abandone la manada". ¿Recordáis que en la primera publicación de este blog, ya mencioné algo parecido? Los perros AMAN a los integrantes de su manda, y aman a SUS humanos, sus dueños, su familia humana. Los aman, y separarse de ellos es más doloroso de lo que nosotros podremos imaginar nunca.
Así que ya sabéis, tal vez no podemos averiguar lo que piensan los perros, pero sí sabemos que todo lo que ronda su cerebro, se transmite a través de las emociones, de los ladridos, la sonrisa (¡porque la tienen!), el movimiento de cola, cuando saltan, cuando nos buscan y quieren jugar con nosotros. Nunca dejemos de ser su manada, su familia humana.
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